lunes, 21 de abril de 2008

La noticia de la semana

A continuación, un resumen bastante exacto del uso que daría yo a tan sugestivo invento.

miércoles, 16 de abril de 2008

De vuelta al cubículo

Cuando se vuelve a tener trabajo después de tanto tiempo, uno - naturalmente y por inercia - se alegra, ya sea porque...

A) Ya no tendrás que elegir entre juerga o comida de la semana, o...

B) Porque vas a volver a tener vida y tu panza detendrá su sedentario y brutal crecimiento, o...

C) Simplemente, porque volverás a formar parte del grueso de común mortales que se someten al sistema y se dejan llevar por el curso tradicional de la vida.

Sin embargo, cuando llega el crucial y cosquilleante primer día, ese momento en que abres los ojos a la desafiante mañana que tienes por delante, sólo se te viene a la cabeza una pregunta... "¿¡Por qué carajo tengo que ir a trabajar!?".

En contraparte a ese arrepentimiento indescriptiblemente fuerte que te clava de vuelta contra el colchón, hay una sensación que resulta extraña pero bastante alentadora: El fin de semana vuelve a tener sentido. Salud por eso y que llegue ya.

lunes, 14 de abril de 2008

Crónica de una vuelta y una revuelta

Hay sequías pues. Huecos en los que uno, simplemente, se va, se borra, desaparece. Para algunos como yo, especialista en las oscuras artes de la desaparición, esos periodos llegan a ser algo usual. A veces - como sucedió con mi más reciente desaparición - ni siquiera hay causa alguna ni fin concreto. Son, simplemente, espacios en los que el mundo sigue mientras uno se detiene. Tiempos en los que no hay tiempo. Veranos que pasan sin pasar nada.

Sin embargo, esta reciente desaparición - que incluyó una larga ausencia en este bulín virtual - cerró con un acto final sorprendente incluso para el propio ilusionista. Un acto, más que sorprendente, paradójico: Volví a casa. ¿Que en dónde está lo paradójico? Pues en el hecho de que volví dos veces en el mismo viaje. Relájate, ahora viene la explicación. O al menos el intento.

Concluído ya mi fugaz periplo, puedo decir que no todos los viajes son de ida, de vuelta, o de ida y vuelta. Hay viajes, como éste último, que son de vuelta y vuelta. Volví a Lima, mi casa, pero una vez que estuve allá descubrí que para llegar también había dejado mi casa, mi otra casa. Así que había que volver... a casa... de nuevo. Mi sentido de hogar me llevó a la nunca tan poco gris panza de burro Lima, pero mi sentido de presente y de pertenencia me trajo de vuelta a la nunca tan fría en abril Buenos Aires. En pocas palabras, volví y (re)volví.

Para dejar ahí la parte trascendental e innecesaria del viaje, cerraré con una simple pero útil reflexión: Eso de "Quiero volver a mi casa, a alguna casa..." tendrá más sentido para mí de ahora en adelante. Y a continuación (para pasar de una vez a lo importante), resumo esta vuelta y revuelta en un par de anécdotas, algunos tips y una que otra duda irresuelta.

1) Todo bien con LAN y sus pantallitas touch screen individuales en el respaldar de los asientos, pero te ves una película completa y terminas ciego. No exponerse.

2) Ley de la Relatividad a Bordo: La cara de culo de una aeromoza es directamente proporcional a qué tan rica esté. Mientras más buena, más cagona.

3) Pregunta suelta: ¿Quién miércoles diseña y redacta las tarjetas de Migraciones y de Aduanas y, sobre todo, cómo carajo hacen para que sea tan fácil que te equivoques al llenarlas?

4) Pregunta(s) suelta(s) 2: ¿Por qué en el avión te dan los audífonos en una bolsita de plástico sellada si al final vas a hacerla trizas? ¿Acaso no se vuelven a usar los mismos audífonos en el siguiente vuelo del avión? ¿Tienen entonces una maquina selladora de bolsitas a bordo? En fin.

5) Si aprendiste a manejar en Lima hay sólo una cosa en el mundo automovilístico para lo que no estás preparado: Irte a vivir fuera y volver a manejar en ella algún día. Nunca estuve tan cerca de bajarme del auto y dejarlo tirado en medio de la calle.

6) Gran ventaja tener familia y/o cocinero(a) de tu país en la ciudad extranjera donde vives. Eso te permite armar una lista mucho más compacta de "Comidas Obligatorias" para cuando vuelves a casa (léase, en mi caso, una suprema de Pizza Hut, una parrillera del Bembos, un Mega Combo del KFC, un chi jau kay y un par de platos más estratégicamente seleccionados).

7) Nunca: Llegar a tu destino jurando y rejurando que te vuelves un sábado cuando en realidad tu pasaje es para el viernes.
8) Siempre: Decir que te vas el viernes, cambiar tu pasaje y quedarte hasta el lunes sin que nadie o casi nadie lo sepa. (Las disculpas del caso a los que no sabían.





P.D: Gracias finales a JP por el tour miraflorino que culminó en mi juguería.