lunes, 25 de febrero de 2008

Ya pues, acepto

Últimamente estuve bastante flojo para escribir, pero un blog amigo me dio la frase para salir del letargo. Más que eso. Me recordó las ganas que tenía – desde hace no poco tiempo – de escupir con respecto a este cada vez más circense y percudido tópico. “Se te está pasando el tren”. Fue preciso, Menchis. Gracias por el detonante.

La pregunta me ronda el cerebro y me angustia tanto como la presencia del zancudo que hace un rato se me escapó y que probablemente no me dejará dormir hoy: ¡¿Qué diablos le pasa a la gente con el matrimonio?! Y, antes de empezar a despotricar, quiero dejar claro que no tengo nada en contra del más blanco de los sacramentos. Yo también quiero someterme algún día a ese casi inexplicable acto de masoquismo. Es más, creo que fui genéticamente diseñado para eso, aunque reconozco que no sé si me malogré en el camino. Pero de que quiero, quiero.

El problema con los matrimonios es que todo suele hacerse al revés. Claro, siempre con escasas, honrosas y muy enamoradas excepciones. Hace unos días, por ejemplo, dos de mis mejores amigos se casaron. Municipalidad, firma, testigos, foto de rigor y un pequeño pero criollazo almuerzo de celebración en el que siempre lamentaré no haber podido estar. Ni iglesia, ni lista de invitados, ni vestido (aunque dicen que los dos estaban lindos), ni partes, ni fiesta. Pero lo importante estaba y sobraba: Esos malditos se adoran.

Yo sé que el día del matrimonio religioso es un sueño perfecto que viene pregrabado en el ADN del 95% de las mujeres de este planeta. Y las entiendo. Creo. Pero dentro de mi concepción del universo y de sus fuerzas demoníacas, yo digo… si realmente te quieres casar, pues te casas, ¿no? ¡Ah, qué… ¿no?! No pues, ¿no? No pues. La sociedad nos dice que no… otra vez.

El Gran Día se ha convertido en la expresión máxima de la presión, el convencionalismo y la cucufatería social. La iglesia se llena de familiares octogenarios y tíos de cariño que no recuerdas o que incluso – Dios me libre – no conoces. Luego, los afortunados que recibieron el parte de la fiesta y que ese día premeditadamente no desayunaron (y/o almorzaron), se dirigen a la dirección indicada dispuestos a comerse todo, chuparse todo, bailarse todo y, si tienen suerte, levantarse todo. El resto, gracias, siga participando.

Pero volvamos a por qué digo que todo se hace al revés. Cuando vamos a una fiesta es normal encontrarnos con un montón de gente, ¿cierto? Amigos, amigos amigos, “amigos”, no tan amigos. Total, tonear podemos con todos. Pero ¿con cuántos de ellos te interesa realmente compartir el día más jodidamente importante de tu vida? O mejor aún, ¿a cuántos de ellos les interesa realmente compartirlo contigo? Entonces, ¿por qué la ceremonia, siendo un momento tan trascendente, está llena de gente que no lo es y, por el contrario, la fiesta se reserva el derecho de admisión? ¡Ajá! Alguien por ahí gritó “¡La plata pues, Chato, se consciente!” Está bien. Vale. Siempre y cuando la plata importe lo suficiente como para condicionar la unión de dos personas que (en teoría) se aman. Buena interrogante. Preguntémosle a las parroquias.

Hoy las parroquias deberían añadir un subtítulo estándar a sus nombres: Parroquia de Nuestra Santísima Señora del Perpetuo Socorro… Catering & Events. Además de sincero, quedaría un toque más nice. Y lo nice jala novias. Si no recuerdo mal, Jesús una vez le dijo al hombre rico “Deja tus riquezas y sígueme”. Hoy, cuando uno va como loco de iglesia en iglesia buscando dónde casarse, poco falta para que te digan “Déjame lo que tengas y vete”. Porque si te llevas la iglesia, te llevas el coro, las flores, el salón, el toldo, el almuerzo, la decoración, la seguridad, el video, la torta, los recuerditos, el bouquet, la liga y si tienes suerte, hasta las chicas para la despedida de soltero te ofrecen. Y, obvio, todo por un módico y excelente precio paquete. De corazón… los odio, muchachos.

Arriesgándome a sonar poco varonil, e incluso un toque maricón, diré que sueño con el día de mi boda. Ella y yo (ambos de blanco, obvio), mis viejos, los suyos, mi hermana, sus hermanos, nuestros mejores amigos amigos y el cura, que con suerte también será amigo de alguno de los dos. Punto. No pasamos de 20. Todos enmarcados en un bonito fondo de mar, arena y cielo multicolor. Bueno, si ella prefiere campo yo podría ceder. Leemos todos cosas bonitas, ella acepta, yo digo “Ya pues, ni modo” (a lo cual ella responde “Payaso”), foto por aquí, foto por allá y listo. A tonear. Y ahí sí está todo el que quiera “ser partícipe de la unión de nuestros hijos”. Entrada libre, porque a mí me gustaría que hubiera un montón de partícipes. Y a falta de presupuesto para atenderlos a todos (zánganos chupadores de sangre), pediría que cada uno ponga algo. No creo que nadie que verdaderamente quiera ser partícipe no pueda llevar algo, ¿no? Un six pack de Pilsen al menos, y te lo chupas tú solito si quieres, no me voy a molestar. La cosa es que todos la pasen brutal. Y de paso nos aseguramos de que vaya el que realmente quiere ir.

En resumen, si lo tuyo es con un año de preparativos, lista de novios y a iglesia llena, ¡genial! Bien por ti. Si, por el contrario, eres de los míos, ¡también! Pero, por favor, si te casas, ¡cásate bien, por el amor de Dios! No por el amor de los demás. Amén.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Yo más que soñar con mi matrimonio,s ueño con diseñar mis propios partes. Lo demás sea como sea, será bonito igual

ayer un amigo pasó un mail diciendo que estaba comprometido y dentro del mail decía, que como estaban ahorrando, el tono era corcho libre. Me parece genial. Eso es LUV!

Anónimo dijo...

CASATE CONMIGO MI AMOR!!!!!! jajaa
no en serio...SUPER ARTICULO MARITO!!
yo tambien me quiero casar con arena y sol y el mar azul!!
ahhhh....de ahi la continuo..milio

menchis dijo...

es un honor el haber sido nombrada en tan agradable blog.
este abril voy a cumplir un año de casada y en nuestra boda no hubo cura porque me caen mal y me dan cosa (como a chapatín). hubo 60 personas entre novios, familiares y amigos. todos te dirán que su boda fue la más linda y original, pero la mía si fue bien linda y dicen que bien original.
el dia que te cases hazlo con tu propio ritmo y estilo (ritmos y estilos con roy morris). Dile no (vamos, repite después de mí, nooo) a la foto de los novios mirando al horizonte, dile no al danubio azul, dile no a las esculturas de hielo, dile no a los recuerditos ridículos, dile no a la liga, dile no a "you can leave your hat on", dile no a YMCA (salvo cuando estés lo suficientemente borracho). solo dile sí al amor.
este comentario me salió romántico y largo, para variar.

Anónimo dijo...

Holas, he considerado pertiente comentar (debido a mi amor incondicional al chato)que: creo en la unión civil de cualquier tipo... afirmo que estaré en el matriqui del chato vestido de blanco... sin importar que sea o no sacerdote mi parroquia se llamará Saint Francis Xavier, Catering, Spa and more... no me importará si la jerarquía eclesial esté preparada o no.

Es todo por lo pronto.

Besos a todos,

Gonzalo

Glletita dijo...

no te comenté antes xq queria encontrar algo, y bueno hoy lo encontré... esta listita la hice cuando tenía 15 años en una piyamada con mis amigas enamoradisas de esos tiempos.

teníamos q describir como queríamos nuestro matrimonio, aki te va un pokito d lo q puse:
- 5-6 pm caminando x un caminito de flores y arena, mi novio ahi, bellisimo sonriéndo y haciéndome muecas, al pie de un arco de flores donde está el Padre, mientras yo trato de caminar sin tropezar.. a mi alrededor su familia, mi familia, mis mejores amigas con flores sonriéndome, la brisa del mar trayendome mechonsitos de cabello a la cara debajo del velo, mi papi dejando su sudor en mi brazo, tratando de caminar tranquilo a mi ritmo, yo muriendome de la emoción... (sigue mucho más pero tu sabes como soyyy una cursi total!) despues de la boda, tomarnos mil fotos con el sunset mientras suena nuestro "compilado" de canciones favoritas... y despues de decirnos mil cosas lindas y fellings caminando por la arena, de la mano con mi esposo, a tonear!!!... bueno eso del buffet y los tragos es algo q me gustaria ofrecer en mi matrimonio a mis invitados (q sera gente querida por el y yo) quisiera terminar perdiendome del tono con el (obvio despues de haber toneado un monton) y escaparnos a la luna de miel sin reparos jaa..

fijate fijate fijate...

Anónimo dijo...

Pues no hay primera sin segunda oiga!!!ja!Yo la verdad nunca me habia imaginado casada, ni organizando mi matrimonio, ni escogiendo mi vestido ni nada. Es mas hasta no hace mucho pensaba que no queria casarme, cosa no muy usual en una mujer pero no lo veia como un acto coherente ni consecuente a mi vida. Sin embargo, cambie de opinion. Ahora no solo se que me quiero casar, se que con la persona que me case va ser MY EVERYTHING! de esos con los que me cagare de la risa de tonterias y el que hara sentir princesa al caminar con el por la calle. Se que quiero que toda mi familia inmediata este conmigo y que mis amigos sean sus amigos y lo quieran porque saben que me adora y que me va a cuidar. Eso es lo que quiero.shi!MiliO.

Vagamundo dijo...

De hecho que el tren, o el colectivo, micro, kombi asesina o lo que sea que se use aun, a mi ya me dejo. Para bien o para mal. Pero en eso de los mega tonos hablaba hace poco con una amiga que se esta forrando como una de las proveedoras de estos magnos eventos. Y yo, con mi habitual sarcasmo propuse lo mismo que tu, inclusive mas audaz. Si en tu matrijuerga haz invertido tanta plata, deberias hasta vender tickets, tragos, piqueos y lo que se pueda.

Mario Herrera dijo...

Apoyo la moción, Vagabundo. Incluso podríamos poner stands tipo gynkana. Así la gente compra su ticket y juega al tumbalatas, al cuy y, obvio, degusta las ricas viandas criollas mientras juega su bingo. Un éxito.